Este relato fue creado con motivo del cumpleaños de una gran amiga de la familia y, bueno, como ella ya lo tiene en su poder, creo que ha llegado el momento de que se quede a vivir para siempre en mi pequeño universo, que también es el vuestro. Buena lectura y mañana más y mejor.
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Amanecía un nuevo día en el Reino de los Cuentos. Sol Solis, Luna Lunera y Mariquita Pizpireta iban muy felices y engalanados ¿A qué se debería? ¿Sería por una ocasión especial? Quizá. De momento, para saberlo, no queda más remedio que esperar.
Mientras ellos caminaban, el resto de habitantes del lugar no paraban de murmurar; el Ruiseñor, la Petunia, la princesa Margarita y el Sapo Azul – Grisáceo querían saber el motivo ya y su impaciencia apenas les permitía tener un momento de sosiego.
Así, el Ruiseñor fue el primero en opinar y, tras mucho pensar, consideró que andaban así para darle la bienvenida a doña Primavera pero no, no acertó, pues hacía tiempo que esta señora tan florida había llegado.
Después siguió la Petunia altiva, que pensó que se encontraban de esa manera para contemplar su gran belleza, pero no, no, tampoco acertó, ya que los tres pasaron de largo sin hacerle el más mínimo ademán.
Acto seguido, la princesa Margarita creyó dar con la respuesta y es que a su boda con el príncipe Florián fueron de una manera un tanto similar pero no, se equivocó aunque casi, casi rozó con la punta de los dedos la solución.
Y sí, queridos amigos, en verdad, Sol, Luna y Mariquita Pizpireta iban a celebrar una ocasión especial, genial porque era…
-¿Qué? ¿Dónde vais? ¿No os podría acompañar- Interrumpió la narración el Sapo Azul-Grisáceo.
Entonces, el engreído Solis le respondió: Señor Sapo, ¿acaso yo, el Astro Rey, se lo debería contar? Considero que, en este caso, no le he de responder. Además, no nos entretenga, que vamos con el tiempo justo ¡Qué cosa extraña es el tiempo!
Y el Sapito se quedó tan perplejo que no fue capaz de contestar.
A continuación, intervino la Cascabelera diciendo así: Comparto lo que ha comentado el Sol y es que tampoco creo que tenga que ser sabedor de todo lo que acontece en este lado y al otro de nuestro precioso Reino de los Cuentos.
El Sapo, de nuevo, no se atrevió a responder y, ya, cuando se retiraba derrotado, Mariquita Pizpireta, el insectito más aventurero del reino, su Pizpireta del alma, le habló: Querido amigo, enjúgate ese torrente de lágrimas furtivas, no dejes que sigan cayendo por tu rugoso rostro, no permitas que se agolpen sin cesar; por favor, no llores más; permanece tranquilo, no te marches, que yo sí te voy a explicar la situación. Y, por supuesto, si quieres, podrás venirte con nosotros quieran el Sol y la Luna o no.
Entonces, Mariquita bastante enfadada, se dirigió a los dos: Vamos a ver, ¿pero se puede saber qué es lo que os pasa? ¿Os está afectando el calor? ¿Por qué extraña razón no se lo podemos explicar? ¿Y por qué decís que no se ha de enterar de todo? ¿Acaso Elena nos ha dicho que su fiesta es privada y que se reserva el derecho de admisión en la entrada?
-¿Quién es Elena, mi querida Pizpireta?- preguntó el anciano Sapo.
-Es una gran amiga de Esther, nuestra creadora, que hoy 5 de junio de 2015 cumple años y nos ha invitado a merendar a su finca de Anchuelo; allí seguro que pasaremos una tarde estupenda en la que no faltarán la risa, los chistes y la diversión sin parangón –respondió el Sol, ya algo menos exaltado.
– Ah, ¡Qué bien suena! ¡Ahora todavía tengo más ganas de ir con vosotros para allá! Por cierto, tengo una pregunta: ¿Por qué vais tan emperifollados?
– ¡Ay! Es muy sencillo, es que ella es muy elegante y, además, la ocasión no se merece menos; sería un error no ir vestidos a la altura de tan estilosa anfitriona- repuso el insectito.
-Jo, entonces, tenéis toda la razón.
– Sí, claro que sí y Elena es aún mejor: divertida, amable, inteligente, hasta sabe hablar muy bien inglés, gran amiga de sus amigos y muy, muy generosa hasta el punto de que no ha dudado en decirnos que podríamos llevar a su fiesta a los amigos que nos encontráramos en el camino –respondió Mariquita Pizpireta. Bueno, Sapito, te animas a venir, ¿no?
– Por supuesto; me muero de ganas de conocer a Elena; espero que también acabe siendo mi amiga, pues no se conocen a muchas personas así en esta parte ni al otro lado del Umbral de los Sueños.
-Venga, pues vámonos ya –dijeron todos al unísono.
– ¡Fenomenal! ¡Qué contento estoy! Pero me acabo de dar cuenta de un detallito: no llevo un traje que sea adecuado; mi ropa está raída por el paso de los años y tan vieja como yo; al final, me parece que me voy a tener que quedar aquí. Ale, marchaos sin mí, sniff, sniff.
Luna Lunera Cascabelera, que era muy resuelta y valía lo mismo para un roto que para un descosido, dio dos leves silbidos que fueron suficientes para convocar al Hada Madrina Pret a Porter, especialista en alta costura y condecorada con la Aguja Áurea de la Pasarela de las Reinas y las Princesas 2015.
El Hada, de inmediato, empezó su mágica intervención: Uf, uf, pero, ¿qué tenemos aquí? ¿Cómo has podido ir con ese chaleco tan pasado de moda? Por favor, si parece una pieza de museo… Ay, algo tenemos que hacer; no te preocupes, que Hada Madrina obrará el milagro e irás estupendo al cumpleaños de Elena.
Y el Sapo, ante semejante comentario, no pudo hacer otra cosa que ponerse colorado; no fue capaz ni de emitir un ligero “ay”.
-Vaya, vaya, perdona, no era mi intención que pasaras este mal rato; de verdad, que yo hablo mucho, aunque luego nada ¿eh? Que sí, que se me va la fuerza por la boca, ya sabes, no te quise molestar…
– Eso, nada, todavía no has hecho nada más que hablar sin cesar y tenemos mucha prisa –dijo Mariquita un poco impaciente y enfadada.
– Vale, Mariquita Pizpireta, tampoco es para enfadarse, haya paz. Veamos el fantástico look para el Sapito a la voz de “ya”. 3, 2, 1… ¡Ya!
El Sapo Azul-Grisáceo ahora portaba un flamante frac con chaleco y corbata a juego color champagne; lo cierto es que lucía de una manera espectacular.
-¡Galán! ¡Guapo! ¡Vaya estilo! ¡Estás impresionante! ¡Qué elegancia! –Comentaron Luna Lunera y Mariquita Pizpireta.
Y el Sapo, elogiado con tanto piropo, se volvió a sonrojar: Sí, me encuentro fantástico ¡Mil gracias, Hada Madrina! No sé qué habría hecho sin ti y sin mi querida amiga Mariquita Pizpireta.
-Pues, mirad, no creo que sea para tanto; solo lleva un simple frac y yo voy con un smoking tan reluciente que brilla incluso más que mi conjunto de rayos solares.
-Anda, anda, no te nos celes ahora; no seas envidiosillo, querido Sol, porque sabes de sobra que tú siempre vas muy guapetón –respondió la Luna.
-Ejem, ejem, dejemos los celos, los piropos y otras cuestiones de lado, ya que hoy solo nos tiene que importar el cumpleaños. Vayámonos ya, que nos aguarda nuestra querida Elena, no hagamos que se impaciente- dijo Mariquita Pizpireta.
-Sí, tienes razón, Mariquita, pero al habernos entretenido tanto con el Hada Madrina Pret a Porter nos será imposible llegar a la hora señalada –manifestó Luna Lunera.
– Tú siempre tan positiva, Lunita, anda, anda, calla un poco ¿qué es eso de decir que no vamos a llegar? No se hable más; subid a mi rugoso lomo y en un santiamén estaremos en la finca.
Y, en verdad, el Sapo Azul-Grisáceo, que para eso era el más sabio y anciano del lugar, tuvo razón, porque no solo llegaron a la hora sino que incluso lo hicieron antes.
Todos se quedaron estupefactos al apreciar el precioso paraje en el que se hallaba la casa de campo de su querida anfitriona; ahí, esta les estaba esperando con la mejor de sus sonrisas y un flamante vestido con flores de bellos colores y flecos, que danzaban de una manera caprichosa de izquierda a derecha asemejándose al baile de los enamorados en las noches estivales.
El tiempo se les pasó volando entre risas, canciones, bailes, chistes y diversión a raudales. Ya, cuando despuntó el alba, Luna Lunera se marchó a dormir; Sol Solis empezó su jornada laboral. Y, en último lugar, Mariquita Pizpireta y el Sapo Azul-Grisáceo se despidieron de su gran amiga, dispuestos a empezar una nueva aventura en el País de las Maravillas de Segunda Mano, un reino bastante lejano que necesitaba ser liberado del ogro gruñón No.
Y colorín colorado este cuento ahora sí se ha terminado.