Silencio. Más silencio. La nada y nada más.

Silencio. Más silencio. La nada y nada más. Un batallón de gotas furtivas que luchan en un viejo lavabo descascarillo por salir de su sinrazón eterna. De repente, la nada y nada más. Pasos. Más pasos. Mis pasos. Yo también quiero marcharme, escapar de mi miserable existencia; necesito huir de mi pasado, de mi presente y, sobre todo, del futuro acuciante, de ese desconocido, de ese absoluto interrogante que me aturde sin cesar.

Necesito acabar con ese cúmulo de entelequias e historias anodinas que todavía se esfuerzan por mantenerme con un hálito de vida, pero me niego a continuar así; no quiero seguir dándome lástima; no quiero que mi desvencijado corazón funcione a medio gas; no quiero embriagarme de esta impuesta soledad.

Silencio. Más silencio. La nada y nada más. Presente. Pasado. Futuro. Ideas vanas. Una gota. Dos gotas. Tres gotas. Un batallón de gotas. Demasiados pensamientos y mis pasos. Demasiados pasos torpes, vacilantes, desconcertados, deseosos de escapar, de huir de una existencia que ya no les pertenece, de una existencia que solo les ha reportado dolor, desesperación y más desesperación.

Ahora que todos me han abandonado por culpa de mis eternos desvaríos, ahora, ¿qué me queda? ¿Qué puedo hacer? Estoy sola, sola ante mi yo, mi peor enemigo. Y, ¿qué me queda? Un pasado agónico, que camina renqueante por sendas extraviadas, un presente inerte y un futuro sin futuro.

Silencio. Más silencio. La nada y nada más. Pasos. Mis pasos. Demasiados pasos. La puerta de la buhardilla entreabierta y su angosto ventanuco, que me susurra agitado por el impertinente viento invernal: “¡Ven, ven! ¡Acércate un poco más! ¡No temas! ¡Pronto se acabará tu sufrimiento!”

Pasos quedos, pasos que luchan contra un destino inexorable, buscado pero siempre negado. Ecos del batallón de gotas en la lejanía. Pasos. Más pasos. Mis pasos. Crujidos de madera carcomida plagada de termitas insaciables. Termitas, termitas, termitas… Sí, yo siempre me he tenido por menos que una de ellas; siempre escondida entre las rendijas de mi pobre realidad; siempre de espaldas a cualquier instante de dicha.

Crujidos. Pasos. Más pasos. Silencio. Más silencio. La nada y nada más. El ventanuco, de repente, se abre por completo. Sabe incluso mi nombre y lo repite de un modo incansable para llamar mi atención entre susurros gráciles y medidos. Entonces me aproximo, soy incapaz de rechazar aquella fuerza endiablada que me arrastra. Mi anfitriona me espera y yo no estoy en disposición de hacerle perder ni un segundo.

Pasos titubeantes. Pasos deseosos de libertad. Pasos anhelantes de un mañana mejor, de un mañana sin mañana. Crujidos de termitas. Crujidos de mi interior. Crujidos de  mi alma. Crujidos de mi nada. La nada y nada más. Un portazo certero. Mi nuevo universo me reclama, ya no sabe qué signos mostrarme para que termine de decidirme: las gotas, la puerta, las termitas, el viento, la ventana…

Me acerco al vano, miro a través de él, pero mis sentidos apenas alcanzan a divisar unas nimias sombras amoratadas. Tiemblo. Me alejo. Me acerco. Me alejo. Me acerco. Soy partícipe de una danza dubitativa, que me estremece, aunque me resisto a abandonarla.

 Me alejo, me alejo bastante hasta que un impulso etéreo, aquel que se había mantenido adormecido durante décadas, despierta de su amargo letargo y sale en mi auxilio; me transporta grácilmente hasta el ventanuco expectante y mis sentidos se paralizan por completo. La noche me aguarda, me mira, me sonríe, me arrulla y me canta blandas melodías maternales. Me siento reconfortada, más reconfortada que nunca. Cuento tres. Tres gotas. Dos. Dos gotas. Uno. Una gota. Seguro que ellas también han logrado liberarse de su abulia existencial.

El alféizar de mi anfitriona me sirve de columpio. Mi balanceo impetuoso hace que comience a levitar, que deje de pertenecerme, que me embargue un gozo eterno jamás sentido. ¿Y ahora? ¿Qué me queda? ¿Qué puedo hacer? Silencio. Más silencio. La nada y nada más.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s